lunes, 10 de octubre de 2011

Un manjar de abolengo

Era un futbolista retirado. Pero ahora tenía un pequeño restaurante de mariscos en el que al parecer, la vida le sonreía. Ahí acudímos a comer algo. Recuerdo haber solicitado una langosta, y aunque confesé no saber cómo comerla, el mencionado anfitrión me dijo que no me preocupara, que para eso existía un video titulado "Cómo comer su langosta", en el que paso a paso me dirigirían la manera de degustar este manjar. Una vez con el televisor a la vista, iniciamos la operación. "Hay que tener mucha paciencia, y con este cuchillo pequeño hay que desprender todas esas bolsitas que le cuelgan al animal...son sus testículos", informaba el "guía". Y eran cientos de bolsitas que una vez desprendidas, despedían un olor fétido. Y de ahí, no recuerdo siquiera haber alcanzado la carne blanca de la langosta, pues invertí mucho tiempo en esta penosa acción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario